Ficcmentos

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Si fuera


Si Gustav Klimt fuera mujer, sería una bella mujer de piel de roce transparente, venas violetas y tupidas cejas. Sería una mujer malvada, como la malvarrosa de su espalda y la malva flor ahogada de su sonrisa. Sería una mujer acorazada en una niña temerosa. Hubiese sido en Viena, finales del Novecento, la sombra, la malicia, el impulso de una gran obra.
Si Klimt fuese mujer sería la más creyente de todas las ateas, la más moderna redentora de las escuelas clásicas. La inspiradora más impulsiva de la decadencia, la vejez y la muerte que en vez de agonía causaría propulsión de vida, Fuente de Inspiración.
Klimt en femenino, sexo ambiguo, curvas fervientes de decadencia, mirada de reojo, boca entreabierta, prominencia en el vientre, aborto de naufrago, angosta crueldad onírica y carnal.
Toulouse-Lautrec, Rafael, Sorolla, Rubens, Goya, Schiele, Kokotcha, Miguel Ángel, Nefertitis enfundada en la Jurisprudencia del limbo, la belleza de la costilla capturada en la agonía del [E]espíritu. Nacida en el mañana del ayer.


* Me han dicho que mi blog transmite pesimismo. Sin ánimo de analogías, Klimt es tortuoso y agonizante, transmite el límite del instante pero embriaga de ensoñación hasta los más exquisitos lindes de la animalidad vital. PORQUE UNO DESHECHA PARA ESQUIVAR A LA PERTURBACIÓN, olvidar nos hace felices, porque sueño yo no lo estoy

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Jugadores de madera

Sábado por la noche. Después de un par de vinos por la Latina, una canción nos lleva al Botas. Tiene futbolín, me da igual lo demás.
Animo a mi compañero de bajo, y aquí en Madrid también pareja de futbolín. Ya habíamos entrenado. En el subsuelo de una bar detrás de la plaza Mayor machacamos a dos colegas. No pasaron por debajo porque no eran fieles a los amantes del futbolín.
Pero allá en las piscinas de Palacios de la Sierra había que cumplir y los dos pequeños [los niños, mi primo Antico y yo, todavía niños aun sacando una cabeza al resto] de rodillas todo el rato. Subidos a una caja de Kas cada uno, tocábamos poco los mandos porque o nadie quería jugar con nosotros o éramos los últimos de la lista. Entonces, cuando el Mikolápiz estaba de moda, los niños nos arrastrábamos por el suelo tras cada partida a lo ancho y a lo largo. Ahora no se cumplen las mejores normas de los juegos de niños, pasar por debajo, mantearte con piñas, vestido a la piscina…
En el Botas el futbolín es peor y de vez en cuando no te salen el doble de bolas. Pero sí hay normas, euro en la mesa para ser el siguiente, sin cambio y otra nueva para mí que aceptamos sin pensar. Dos chicas tienen el control, ganan a un par, nos toca. No son unas craks pero se defienden bien.
Yo repeleo y meto un par de goles, la cosa va mal, me pico, desde la portería siempre, veo como se escapa mi dignidad y mi dinero. Cierran el bar.
Mi compañero me dice que la música del Botas estaba de puta madre. ¿Qué música? Estábamos jugando al futbolín. La música no se escucha. Lo malo de tener un compañero es que te tienes que quedar con él.
Me acuerdo de la mejor pareja que tuve, mi amiga la Juany, rivalidad y destreza contra Jorge y Emilio en el Dum Dum (RIP) de Elche cuando nos fugábamos de historia, el pobre Vicente, o entre exámen y exámen.
El mejor equipo de madera en las piscinas, equipo compenetrado con la Juany reto para el futuro ganar a las tipas del Botas.
Juan, esta noche nos vamos a entrenar, nada de música, sólo madera contra madera.

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